jueves, 25 de marzo de 2010

Cuando en filosofía todo vale

Aquí tenéis un artículo acerca de la idea que, muchas veces, tenéis vosotros de un razonamiento filosófico y de "pero si yo he puesto MÁS O MENOS lo que tú decías..." o "es que va con MIS palabras..." y todo eso. Leedlo, por favor, -es el primero que aparece, "Fin de trimestre con reflexión y anécdota"- a ver si os ayuda a comprender un poco ciertas cosas. Y el por qué del trabajo, y de la importancia del aprendizaje y ese rollo típico de fin de trimestre.
Y mientras tanto nada, a seguir pensando que aquí vale todo:
http://elporticodezenon.blogspot.com/

sábado, 20 de marzo de 2010

La filosofía en el fútbol/ la primavera

Para recuperarme un poco de lo que estoy viendo en los exámenes que corrijo, aquí va un vídeo de los Monty Phyton sobre la relación del fútbol con la filosofía. A mí me encanta y siempre lo he recomendado en mis clases. Especialmente me gusta lo polémico que sale Nietzsche y lo hablador que caracterizan a Sócrates. EL enlace: http://www.youtube.com/watch?v=xzFniypn2a4
(cualquier broma sobre el Sevilla, por favor, no)

En otro orden de cosas, no sé si hoy o mañana comienza oficialmente la primavera. Y aunque El Corte Inglés ha vuelto a sacar lo mejor de sus publicistas con el rayito de sol que todos aprovechamos -aunque la campaña del año pasado fue mejor-, yo recomiendo el poema de Hesse que algunos ya hemos visto en clase:
“Cada niño sabe lo que dice la primavera:
¡Vive, crece, florece, espera, ama,
alégrate y alienta nuevos impulsos,
abandónate y no temas la vida!”
Hermann Hesse, “Lenguaje de primavera”
Y si no, siempre nos quedará Camarón; http://www.youtube.com/watch?v=-nvYebPaWbU

En definitiva, volver siempre a comenzar.

domingo, 7 de marzo de 2010

Rudyard Kipling, "Carta a un Hijo"

Rudyard Kipling, "Carta a un Hijo"

Si puedes estar tranquilo cuando todos a tu alrededor
han perdido la cabeza y te culpan por ello,
si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti
y, sin embargo, no desprecias sus dudas;
si puedes esperar sin que te canse la espera,
si te injurian y no respondes a la mentira,
si te odian y no accedes al odio,
y, aún así, no pareces demasiado bueno ni hablas como un sabio;
si puedes soñar, y no hacer de los sueños tu señor,
si puedes pensar, y no hacer del pensamiento tu meta,
si puedes encontrarte con el triunfo y la derrota
y tratar de la misma manera a esos dos impostores;
si puedes soportar escuchar la verdad que has dicho
distorsionada por granujas para engañar a tontos,
o ver cómo se destruyen las cosas por las que has dado la vida,
y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas;
si puedes poner en un montón todos tus triunfos
y arriesgarlo todo a cara o cruz,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio,
y no decir una palabra sobre lo que has perdido;
si puedes forzar tu corazón, nervios y tendones
a que te sirvan cuando ya hace tiempo que se han gastado,
y resistir cuando no te queda nada
salvo la voluntad que dice “Aguantad”;
si puedes hablar con las masas y mantenerte íntegro,
o pasear con reyes sin perder el sentido común,
si no pueden herirte ni los enemigos ni los buenos amigos,
si todos cuentan contigo pero ninguno en exceso;
si puedes llenar el minuto implacable
con sesenta segundos que valgan la pena,
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y –lo que es más- ¡serás un Hombre, hijo mío!

Esto es tan absolutamente grande que no necesita ser presentado.

Ser hombres. Todo eso.

lunes, 1 de marzo de 2010

Shutter Island y Descartes


No hay nada como ir al cine, sin muchas pretensiones, un domingo por la tarde, y salir absolutamente fascinada por una película.
Martin Scorsese, el director de "Shutter Island", siempre es una garantía, y Leonardo di Caprio, hace tiempo que empezó a serlo -o a mí me lo parece-.
De la trama sólo es necesario saber que dos agentes federales van a un centro de internamiento de presos mentales muy peligrosos, situado en una isla, para investigar la desaparición de una de las reclusas, acusada de haber matado a sus tres hijos.
La película mantiene la tensión desde el primer momento y llega un punto en que comienza a recordar -y mucho- a la maravillosa obra de Torcuato Luca de Tena, Los renglones torcidos de Dios, esa novela psicológica donde no se sabe quién es realmente el loco en toda la historia. Pero, sobre todo, la película lleva irremediablemente a Descartes y a su puesta en duda de todo lo que nos rodea. Con las ampollas que suele levantar su modo de pensar y el racionalismo que tiene que emplear para estar seguro de que sus sentidos no le engañan, ésta es una muy buena película para comprobar en qué casos se hace, más necesario que nunca, acudir a la buena filosofía.

Pues ya sabéis, otra más para la lista. A ver si así nos hacemos fuertes contra cualquier genio maligno.