En 4º de la ESO he mandado el libro La Metamorfosis. Sé que es difícil, duro, áspero, pero también sé que el alumnado que tengo por delante este año en ese curso podría dar mucho juego. Para trabajar el libro opté por un "diario de lectura", algo que, como tanto, me enseñó mi amiga Sara, y que creo que va bien. Hay momentos en los que hay que terminar el libro de otra manera, o escribir una carta a un personaje, o recontar un pasaje desde otra perspectiva... además de relacionarlo todo con la materia en cuestión, claro. Mi gran decepción ha sido cuando he visto el resultado. Pese a ser un trabajo creativo, no he visto imaginación. Lo más difícil no ha sido comprender el libro -sé que lo han hecho-, ha sido ir más allá de él. Todos ven la cucaracha, pero pocos se la imaginan. Ha habido dos trabajos que me han encantado. Uno está enfocado desde la perspectiva de un grupo que investiga el caso, con una sagacidad impresionante y digna de universitarios. El otro, inventa un final genial para la familia de Gregorio: se acaban convirtiendo, ellos también, en bichos. Y lo cuenta con la crudeza y el horror que Kafka demuestra. Y no pretendo la empatía absoluta con la lectura, ni mucho menos. Pero sí echo de menos imaginación. Capacidad para salir de lo que hay, de lo que te toca, y hacer cosas, y plantear opciones. Tienen 15 años y no van más allá de la letra. Eso es muy triste. El pensamiento más grande nace de la capacidad de cuestionarse otras opciones. De imaginarlas.
No dejéis pasar la oportunidad de crear algo nuevo, aunque sea sobre una cucaracha. Abrid nuevas ventanas. Escribid cuentos con otros finales siempre que podáis. Que la vida ya trae lo que quiere cuando le da la gana. No sed tan benevolentes con ella.
¿Te puedes creer que en todo el tiempo que llevo en la Universidad no nos han mandado ningún trabajo?
ResponderEliminarEjercicios tenemos a diario, prácticas todas las semanas y exámenes casi todas las semanas. Pero ni un mísero trabajo.
Tengo ganas de volver a leerme La Naranja Mecánica. Me la leí la noche anterior al examen, así que no pude disfrutar ese libro.
Me parece una muy buena sugerencia la que te hizo la memoria personificada o Sara, para los amigos.
En fin, puede ser que tus alumnos desborden imaginación, pero algunas veces (sobre todo a esa edad) es difícil transmitirla en un trabajo.
No me suelen gustar los finales de las historias, por lo que suelo cambiárselos con frecuencia.
¡Un beso, Charo!
Ese libro lo estudié (que no lo leí) en Historia de la Literatura Universal. Es un referente del existencialismo que poco después potenciarían Sartre o Camus (sí leí de Camus, Calígula, y mola que te cagas) entre otros.
ResponderEliminarLa imaginación, para mí, es un tema delicado. Incluso también para Maslow, que ya la pondría en la cúspide de una famosa pirámide.
Me gusta asemejarla a la voluntad.. aunque en definitiva es como todo, cuanto más se trabaja, menos esfuerzo requiere y en algo más natural se va convirtiendo, y ni qué decir tienen las satisfacciones que éstas ambas dos cualidades pueden llegar a aportarnos.
Creatividad y esponteneidad van cogidas de cada mano de la imaginación, y sus pies (los 6) hollan por el sendero del trabajo y del esfuerzo en la dirección y el sentido de la felicidad.
Eso pienso.
por cierto, se olvidó ponerlo en el comentario anterior... esa foto mola
ResponderEliminarA veces me pregunto si existe alguien ahí fuera para mi. Alguien que, en el primer instante que se crucen nuestras miradas, se de cuenta de que lo nuestro es especial. Alguien con quien vivir una historia bonita, de película. Alguien que me escuche, que me comprenda, que sepa sacarme una sonrisa cuando lo vea todo perdido, alguien que esté siempre a mi lado. Que cuando estemos juntos, no nos importe el resto del mundo, que no exista para nosotros un “resto del mundo”.Alguien que me quiera, que nos queramos, alguien con quien ser “nosotros”.
ResponderEliminar-¿Crees que no te quisieron demasiado?
Ella volvió la cabeza y me miró fijamente hizo un gesto afirmativo.
- Yo diría que entre un “no lo suficiente” y un “nada de nada”. Siempre estuve hambrienta. Aunque sólo hubiera sido una vez, hubiera querido recibir amor a raudales. Hasta hartarme. Hasta poder decir “Ya basta, estoy llena, no puedo más”
-¿Y lo has conseguido?
- No es tan fácil como creía. Quizá sea por haber esperado tanto tiempo, pero ahora busco la perfección. Por eso es tan difícil.
- ¿Un amor perfecto?
- ¡No hombre! No pido tanto. Lo que quiero es simple egoísmo. Un egoísmo perfecto. Por ejemplo: te digo que quiero un pastel de fresa, y entonces tú lo dejas todo y vas a comprármelo. Vuelves jadeando y me lo ofreces ” Toma, tu pastel de fresa”. Y te suelto: “¡Ya se me han quitado las ganas de comérmelo” Y lo arrojo por la ventana. Eso es lo que yo quiero.
- No creo que eso sea amor.
- Yo creo que el amor es eso, pero nadie me comprende. Para un cierto tipo de personas el amor surge con un pequeño detalle. Y si no, no surge.
¡qué maravilloso es el ejemplo del pastel de fresa de Murakami! Hoy me he comprado 1Q84, a ver qué tal. Antes tengo que terminarme After Dark. Un saludo
ResponderEliminar"Habitación del vacío" también es un buen concepto.
ResponderEliminarNo siempre las paredes de una habitación han de ser de cemento y ladrillo... en muchas ocasiones también son de carne y hueso